Tailandia & Camboya

Mi primer pie en Asia.


Tailandia es un país que os puede ofrecer todo lo que busquéis. Desde la caótica y desastrosa capital, hasta la tranquilidad de las playas, pasando por las antigüedades y el contacto con la naturaleza que el norte os puede ofrecer.

¿Por libre o con agencia?

Si queréis un viaje económico, en el que podáis hacer lo que os dé la gana, sin ataduras y sin horarios, es necesario que hagáis el viaje por libre.

Tailandia es un país totalmente seguro. Además, podéis contratar allí todas las excursiones que creáis convenientes, a un precio mil veces más bajo que el que cualquier agencia os pueda ofrecer en España. No contraréis nada desde aqui, excepto hoteles. ¡Pensad que viven del turismo, y la oferta que encontraréis en el destino es mucho mayor!  Francamente, cualquier agencia os tomará el pelo económicamente hablando.

Los hoteles los podéis reservar desde España o bien una vez en Tailandia. Si lo hacéis en Tailandia, el coste es algo menor, pero en contrapartida, si lo cogéis desde España, es un quebradero de cabeza menos a vuestra llegada al país asiático. Os recomiendo la web de Booking.

Organizad por encima una ruta desde España, y comprad los vuelos internos que creáis necesarios. En especial, os recomiendo viajar por dentro de Tailandia con la compañía Air Asia o Nok Air, ya que ambas son las más económicas del país. Como más esperéis a comprar estos vuelos, más caros os saldran.
 
Comprar el billete de avión.

Si estáis planteando ir a Tailandia, es preciso que compréis el billete de avión con la máxima antelación posible. Nuestro billete de ida y vuelta a Bangkok no llegó a 600 euros por persona. La compañía más económica para entonces fue Qatar Airways.

Para ir a Tailandia, únicamente existe un vuelo directo. En la actualidad, este vuelo sólo sale desde Madrid, con la compañía Thai Airways, una de las mejores compañías de mundo, que, por otro lado, tiene precios elevados. Por lo tanto, lo más probable es que debáis hacer escala.

La mejor época para viajar.

Sin duda la mejor época es de noviembre a febrero. Mientras aquí nos ponemos chaqueta, guantes y gorro, en Tailandia estaréis en tirantes, shorts y chanclas. No solamente esto, pensad que de mayo a octubre en gran parte del país hay monzones, que os pueden arruinar vuestras vacaciones, en especial si tenéis pensado ir a la playa.

Además, en nuestros meses de invierno, el calor es más llevadero en este país asiático, y aun con eso, iréis buscando sombra constantemente.

Vacunas

Visitad vuestro centro de Sanidad Exterior más próximo, ya que probablemente, y en especial si váis al norte, debáis poneros vacunas tales como la de la Hepatitis, Malaria, o Dengue. En el apartado de Tips, tenéis más información acerca de estos centros.

 El idioma

Simplemento espero que si váis a viajar a Tailandia os expreséis bien en inglés. Vamos, ¡no tienen ni idea de español a pesar de ser un país más que dedicado al turismo! Y aún así, el inglés les cuesta un poco.


La ropa

Llevad mucha ropa de verano incluído el bañador, y poca cosa de abrigo. Lo justo y necesario por si refresca. Tened en cuenta que estáis en un destino tropical y que puede que os pille la lluvia. Asimismo, hay que llevar ropa apropiada para entrar en los templos, ya que en gran parte de ellos no os dejaran entrar con pantalón corto ni hombros descubiertos.

Mucha gente os dirá que no llevéis nada de ropa, y que compréis todo allí. Efectivamente, la ropa allí es muy barata, en especial camisetas y pantalones de marca falsa. Pero tened en cuenta que los precios han subido considerablemente en los últimos años, y que lo encontréis allí, lo váis a encontrar en España por el mismo precio en el mercado negro.

En cuanto a lo que venden, hay más ropa (calzoncillos, camisetas, calcetines y pantalones) para hombres que para mujeres.

¿Qué me llevo?

Ante todo, obligatorio el pasaporte con 6 meses de validez desde vuestra fecha de entrada a Thai. No es necesario comprar un visado si váis a estar máximo 60 días. 

Unicamente necesitaréis el visado si estáis en Laos, Camboya o Malaysia, y volvéis a Thai por tierra.

Es necesario llevar un buen botiquín. Tened por seguro que entre el cambio, el calor, la comida y muy en concreto, el picante, os váis a poner malos. Id a vuestro centro de Sanidad Exterior, como siempre os digo, ya que allí os darán una lista de cosas que necesitáis.

Procurad que ante todo os den receten un líquido que venden en farmacias, que se debe tirar por toda la ropa antes de partir para evitar las picaduras de mosquitos. Más que nada, por si váis a ir al norte. Pensad que los mosquitos son grandes portadores de enfermedades.

Llevad dinero en efectivo, e id cambiando sobre la marcha. A diferencia de otros países donde si aceptan euros, en Tailandia exclusivamente se paga con Baths. Además, en muy pocos sitios admiten el pago con tarjeta, aunque si que hay cajeros donde sacar dinero, a cambio de una comisión.

Si váis a ir a un trekking, os aconsejo llevar bolígrafos, colores y de más para los niños de los poblados. Os lo agradeceran enormemente.

Dónde ubicarse

  • Bangkok - aunque Bangkok dispone de transporte publico por todas partes, os aconsejo alojaros cerca de Silom Road. Silom es la calle dónde se cuece todo el ambiente, especialmente por la noche. Además, estaréis cerca del río, desde dónde podéis tomar los botes que os llevaran a ver los templos Algunos turistas, por otro lado, eligen Khao San Road. Khao San es una calle mucho más pequeña que Silom, muy animada con tiendas, bares y restaurantes occidentales, ya sabéis McDonalds, KFC, etc. Si os alojáis aquí también estaréis cerca de los templos, y cerca de China Town. Pero en mi opinión, encontraréis más oferta de todo en Silom.
  • Chiang Mai - os aconsejo alojaros en la zona antigua amurallada. De esta manera, podéis acceder andando a los templos y al mercado nocturno. No obstante, Chiang Mai es más pequeño que Bangkok, y tomando un Tuk-tuk por 2 ó 3 euros, os llevaran a cualquier lado.
  • Playas - los turistas suelen visitar tres lugares en especial : Phuket, Krabi o Ko Samui. Tened en cuenta que el primero es el más masificado por turismo. Por lo tanto, os aconsejo bien Krabi, bien Ko Samui, no tan explotados. Para elegir uno u otro, debéis tener en cuenta la época de monzones. En nuestro caso, nos decantamos por Krabi. Nos referimos a Krabi para hablar de la província en general, pero la ciudad de este nombre, es una ciudad pequeña sin playa. Por lo general, los turistas que viajan a Krabi se alojan en Ao Nang, pequeño pueblo costero que recomiendo totalmente. Ao Nang tiene más oferta de bares, restaurantes y excursiones que otros lugares como Ray - Leh. Desde ahí, podréis tomar botes o kayaks a otro tipo de playas cercanas, dignas de visitar. Para ello, os aconsejo entrar en la web de Booking, y buscar hoteles a través del mapa. Como más cerca del mar, mejor.
  • Siem Reap, Camboya - Os aconsejo encarecidamente que el hotel esté a pocos minutos andando de Old Market. Es donde está toda la oferta y todo el ambiente. De lo contrario, tendréis que tomar tuk-tuk continuamente. Angkor Wat está a pocos minutos en tuk tuk del Old Market. Pero tened en cuenta que para ir a Angkor tendréis que tomar algún tipo de transporte igualmente.

Itinerario

Nuestro itinerario fue el siguiente:

  • Días 03- Bangkok
  • Día 04 - 10 - Chiang Mai (incluído trekking y escapada a Chiang Rai)
  • Dia 10 - 13 - Krabi
  • Día 13 - Bangkok
  • Día 14 - 15 Siem Reap, Camboya
  • Día 16 - 18 Bangkok 

Para este viaje, el precio total fue, con TODO incluido 2000 €. 

Si quéreis saber los detalles, los mejores transportes, las visitas imprescindibles, las mejores excursiones, y de cómo un viaje a Tailandia puede incluir a última hora una escapada a Camboya, subid a mi mochila viajera  y sentaros a leer los detalles de mi viaje.

Día 03 de noviembre de 2013 - BANGKOK -.

Por el cambio horario, llegamos el día 03 con un Jet lag brutal a Bangkok. 

Tras unas impresionantes colas en el control de pasaportes, fuimos a cambiar divisas. Como siempre, os aconsejo no cambiar divisas en el aeropuerto. Cambiad lo justo y necesario para salir del paso, porque es carísimo.

Para vuestra info, y aunque sabéis que esto va oscilando, 1 euro = 44 baths.

Para los que nunca habéis estado, sepáis que hay dos aeropuertos, uno es del toda la vida, pequeñito, y que se llama Don Muang.

Con el incremento de turistas en Tailandia, este aeropuerto se vió relegado por uno mucho más imponente, enorme y moderno, el aeropuerto de Suvarnabhumi, y dedicado exclusivamente para vuelos que van y vienen del extranjero.

Para vuelos nacionales, hay que usar el aeropuerto de Don Muang,

En Tailandia hay que regatear en todo. Incluso para el taxi. Nada más a vuestra llegada, hay una empresa que ofrece taxi al centro. También hay que regatear en las empresas!! Como estábamos extremadamente cansados, y éramos cuatro, decidimos obviar el transporte público, obviar el regateo, y montarnos en cualquier coche que nos llevara a nuestro hotel.

Para los que pretendéis usar el transporte público, debéis saber antes que nada que el aeropuerto está a 25  km de Bangkok. Os podéis mover en autobús, tren, minivans, etc. Sin embargo, si váis al centro la mejor opción, y la más económica es tomar el tren City Line y comprar el billete hasta la parada Phaya Thai. Esta estación está en el centro de la ciudad, y además, conecta con el Skytrain con el que podréis llegar a cualquier punto de la ciudad. El precio aproximado hasta Phaya Thai es de unos 45 THB.

En definitiva, llegamos al hotel Saphaipae, que habíamos buscado anteriormente por la web de Booking. Muy económico, con habitaciones más que confortables y muy bien situado cerca de la calle Silom, donde está toda la movida en Bangkok.

Mientras Xisca y Tòfol, nuestros acompañantes mallorquines, se decantaron por ir a visitar otras cosas, nuestro primer objetivo, a pesar de estar muertos de sueños y con el calor y la humedad propia de Tailandia al mediodía nos fuimos a visitar los Templos situados cerca del río Chao Phraya.

Camino del Wat Arun

En el hotel conocimos a alguien encantador; un chico canadiense, Oliver, que viajaba sólo, y que se ofreció a acompañarnos.

Con Oliver a los pies del Wat Arun

Tomamos un bote hasta la altura de Wat Arun, y posteriormente, otro que nos llevara a la otra orilla. El billete nos costó 40 THB, (y eso que era el Tourist Boat, ya que los botes corrientes son mucho más económicos) aunque francamente, no hubiera pasado nada si no lo hubiéramos comprado ya que, como si se tratara de Italia, aquí la gente sube y baja de los botes, tan campante, y sin pagar billete.

Sin duda, el Wat Arun es el templo más imponente y precioso de la ciudad. Aunque para gustos, los colores. El calor no impidió que no sólo nos conformarmos con ver esta majestuosidad budista desde abajo, sinó que además subiéramos los interminables escalones que nos permitirían ver Bangkok desde lo alto.






Wat arun
Estando en lo más alto del templo, que tiene 82 metros, nos percatamos de lo gigantesca que es la capital tailandesa y su caos interminable. Allá donde acababa un templo budista antiguo, empezaba un edificio moderno. Coches, rincones repletos de personas, multitud de botes por el río, etc. Sí, a pesar del Jet lag, y de no ser muy conscientes de que en 14 horas estábamos en la otra parte del mundo, ciertamente, sí lo estábamos ¡y que diferente!.

Wat Arun

Cómo bajar y no morir en el intento



Tened en cuenta que el Wat Arun tiene dos niveles de escalones, siguiendo el patrón de los templos camboyanos. Os recomiendo subir hasta arriba para deleitaros con las vistas.

Recuerdo a Oliver, con quién nos comunicabamos en inglés, subir las escaleras mientras intentaba recuperar el aire. Una y otra vez decía "that's the never ending temple".

Además, en el transcurso del recorrido, encontraréis una fina tela dorada, donde os dejan escribir vuestros nombres, o lo que queráis.






Cómo estábamos más que cansados, y el calor era insoportable, decidimos bajar y cruzar de nuevo a la otra orilla, para refrigerarnos. Yo con una cola, mientras que Oliver y Óscar con una cerveza, marca "Chang".


Si todavia no habéis visitado Bangkok, id con la mente muy abierta, y estad preparados para ver, sobretodo en las orillas del río, no solamente basura por todas partes y mal olor, sinó alguna que otra ratita y bichos que mejor no saber qué son.

Por suerte, nuestro siguiente Templo a visitar estaba en la misma orilla donde nos encontrabamos. Así que nos pusimos en marcha hacia el Wat Pho. Sí, haceros la idea de que en Tailandia y en Camboya, todos los nombres empiezan por Wat.

El Wat  Pho no era ni mucho menos tan impresionante como el Wat Arun. Sin embargo, este templo tiene una relíquia gigantesca incomparable, el Buda Reclinado.

El buda reclinado en Wat Pho


En el Wat pho
La estatua tiene nada más y nada menos que 46 metros de largo. Claro, cualquiera saca a Buda entero en la foto. Sed, por cierto, muy cuidadosos a la hora de sacar a Buda en las fotografías, ya que los tailandeses se sienten especialmente ofendidos cuando creen que algunos gestos o según que fotos pueden dañar su imagen.

Pero lo que está claro es que por muchas fotografías que os enseñen del Buda reclinado, nada os causará la sensación que se produce al entrar a este pequeño lugar, tan abarrotado de gente, y verlo en directo de punta a punta del Templo, acostado.

Los enormes pies de buda contienen grabados de nada más y nada menos que 108 formas en las que éste puede aparecerse. Toda una relíquia que hay que ver.

Como curiosidad, os diré que el Wat Pho no solamente es famoso por contener la gigantesca estatua de Buda en su interior, sinó que fue la primera escuela de masaje que hubo en Tailandia, y es, de hecho, el templo más antiguo que podáis encontrar en la capital.


Wat Pho
Por ello, os animo a que no os limitéis al pequeño templo donde está el Buda reclinado, y caminéis por el resto del recinto del que os dejo algunas fotografías para poneros los dientes largos.





Finalmente, y a plena hora crítica, decidimos tomar un bote hasta el hotel. Necesitábamos comer bajo el aire acondicionado y pegarnos la siesta padre. Por otro lado, Oliver, se decantó por la comida callejera. Curioso. Veréis puestos de comida callejera por todos los rincones de Tailandia. Sin duda, la forma más barata de comer, y puede que la más buena, pero por favor, hacedlo solamente si os habéis vacunado antes. Sus medidas higiénicas, lamentablemente, no son las mismas que las que tenemos en España.

Puestos de comida callejera en Bangkok




La comida, la siesta y una buena ducha en el hotel nos aliviaron un poco. A media tarde, y tras mucho insistir yo, decidimos ponernos en marcha hacia la calle Silom, con el objetivo, obviamente, de ver el mercadillo de Pat Pong. Los que ya me conocéis lo sabéis: adoro los mercadillos.

Lo de Pat Pong no tiene nombre. Mercadillo probablemente, se quede corto. Se trata de una parada tras otra, repleta de souvenires, y ropa de marca falsa - muy lograda, a todo esto - que parece no tener fin. Seguramente, esta parte de la calle Silom sea la más transcurrida por turistas, puesto que al lado de Pat Pong se encuentra la misma parada de SkyTrain (Silom), restaurantes de todos los gustos y de todas las cadenas occidentales, bares a más no poder, prostíbulos, salas de pin pon show (os lo explicaré más adelante), y hasta escenarios donde se llevan a cabo combates de Muay Thai. 

En pocas palabras, el mundo de la noche tailandesa concentrado en tres calles - Silom, Patpong 1 y Patpong 2.



Pat Pong

Aunque compré algunas cosas, decidí tomármelo con calma, ya que aún quedaban muchos días por delante. Como teníamos que levantarnos todos a las 04 de la mañana para poder ir a Chiang Mai, decidimos cenar en el hotel y de paso, despedirnos de Oliver, el chico canadiense.

Después de la cena, eso sí, salimos en busca de un taxi que se ofreciera a llevarnos a esas horas intempestivas al aeropuerto de Don Muang, situado a 25 km, y desde el que se toman todos los vuelos internos.

Con todo el ajetreo que todavía llevábamos encima, nos hicimos la maleta de nuevo y nos fuimos a dormir.

Día 04 de noviembre de 2013 - CHIANG MAI -,

Amanecer en el aeropuerto
Uno no debería levantarse a las cuatro de la mañana cuando está de vacaciones. Pero es lo que hay cuando uno compra vuelos baratos, en este caso con Air Asia, lo que viene traduciéndose a un Ryanair, en versión asiática.

Con la suficiente antelación, es posible comprar vuelos con esta compañía que os llevará a cualquier punto del país, por unos 30 o 40 euros al cambio.

Chiang Mai poco tiene que ver con Bangkok. Es una ciudad al norte, y ni mucho menos de esas magnitudes. Sin embargo, con el tiempo, y con el paso de los turistas, Chiang Mai está dejando atrás el carácter de pueblo encantador, para convertirse en otra ciudad totalmente enfocada al turismo, incluídos sus bares, sus restaurantes occidentales y sus centenares de chicas en las calles en busca de su próxima presa.

Era muy temprano cuando llegamos al aeropuerto de Chiang Mai. Xisca i Tòfol tomaron un taxi para irse a su hotel -situado al lado del nuestro- mientras nosotros esperamos a que nos viniera a recoger el personal de nuestro hostal, tal y como estaba pactado.

En Chiang Mai, más que hoteles, lo que se estilan son Guesthouses. Lo que viene siendo una pensión de toda la vida. Nuestra habitación costó 60 euros en total para todas las noches que íbamos a estar. Al fin y al cabo, si la intención es ir únicamente para dormir, basta con una cama confortable, un wc,  y agua caliente.

Para vuestra info, nos alojamos en Junior  House, una casa de dos plantas situada en pleno corazón de la zona antigua.

Es muy importante, en cuanto a ubicación, que os alojéis en la zona antigua de Chiang Mai ya que de esta forma podéis ir a pie a todas partes, y en especial, estaréis a pocos minutos andando de todos los Templos. De lo contrario, la zona nueva, no está del todo mal ubicada, pero está muy lejos de lo que es la esencia de Chiang Mai.

En resumen, Junior House no es más que una casa con habitaciones, algo vieja, pero que basta si lo que buscáis es lo básico.

No olvidéis que en Tailandia no se estilan las duchas ni el papel higiénico. Por lo tanto, en vuestros alojamientos probablemente encontraréis manguera para limpiaros y más manguera para ducharos. Con agujero en el suelo incluido.

Nuestra comida en Junior House
Lo mejor de Junior House, fue la amabilidad de los propietarios. Dos chicos jóvenes, con sus propias familias. Uno de ellos, Tataa, nos acogió como a todos sus clientes al principio, y nos dedicó un buen rato para explicarnos todo lo que podemos ver en Chiang Mai, cómo movernos de la mejor forma, etc., e incluso nos regaló el mapa. ¡encantador!.


Tan pronto salimos a pasear, nos dimos cuenta que Chiang Mai no era una ciudad tan concurrida como Bangkok (afortunadamente). Por ello, gran parte de los turistas, optan por alquilar biciletas o motos a muy buen precio para llegar a lo más de 300 templos que esta ciudad posee, pese a que se puede ir andando a casi todas partes.

Nuestra visita, se limitaría a ver lo imprescindible siguiendo las instrucciones de Tataa, el propietario de Junior House. Y por ello, nuestra primera parada fue en el Wat Phra Singh

Por si no os lo había dicho, es obligatorio que os descalcéis antes de entrar a cualquier templo tailandés. Además, es obligatorio dejar las zapatillas en el exterior. Así que, recomendación al canto : ¡calzado cómodo de quita y pon!



Wat Phan Tao

Wat Phan Tao

Ofrendas a Buda
La entrada al templo es gratuita. Y por lo tanto, os animo a tod@s a que entréis a visitar al gigantesco Buda, así como este homenaje, el de la foto, a los monjes que encontraréis.

El Templo Wat Phra Singh, otro uno de los templos imprescindibles que hay que ver en Chiang Mai, icono del budismo. El interior del templo no es muy distinto a otros. Monjes, enormes esculturas, velas, incieso y de más ofrendas que los ciudadanos dejan a los pies de Buda.

En mi opinión, lo bonito del Wat Phra Singh es su exterior, con un parque detalladamente decorado, por donde pasean los monjes con sus túnicas naranjas  y amarillas, y por donde pueden leerse proverbios en inglés y tailandés, colgados en los árboles.






Dejamos atrás esta preciosidad, para dar paso, tras un pequeño pit stop para refrigerarnos, al Wat Phan Tao.

Wat Phan Tao
   
Wat Phan Tao
Wat Phan Tao es curioso ya que está construido en su totalidad por paneles de teca que le dan un toque diferente al templo. De hecho, no recuerdo que hubiera otro templo como éste de madera.

Como allí dicen en cuanto a la gran cantidad de templos que tienen "The same same, but different".

Sin duda, tanto por dentro, como por fuera Wat Phan Tao es un templo, pequeñito y precioso. Por ello, se llevaría el premio a mi segundo templo favorito en Chiang Mai. El primero, quedaría para el Doi Suthep.


¡No olvidéis escribir vuestros mejores deseos en el Templo de Wat Phan Tao!

Detalles del Wat Pan Tao
Wat Phan Tao


Inteior del Wat Phan Tao

Saturados de templos, de budas, del calor y del jetlag que nuestro cuerpo continuaba teniendo, decidimos hacer un punto y seguido en la visita a los Templos e ir a hacer una visita muy muy muy esperada por mi parte. ¡Un masaje en la prisión de mujeres de Chiang Mai!

Ir a Tailandia y no hacerse, por lo menos un masaje, es como ir a Paris y pasar por alto la Torre Eiffel. Sin duda, la prisión de mujeres fue uno de los mejores sitios. Aquellas mujeres a las que les queda menos de 6 meses para salir de la prisión, son enseñadas para hacer masajes a los turistas, y se les permite salir de prisión, hacia una caseta próxima repleta de camas, ideales para un masaje de 45 minutos a un precio irrisorio.

Comiendo en la cárcel de mujeres de Chiang Mai
El lugar es realmente encantador. Es muy importante que vayáis con antelación suficiente, ya que debéis pedir hora a las dos mujeres policías que hay en la entrada, y lo más probable es que os hagan esperar entre una o dos horas. 

Nosotros llegamos justos, ya que cierran sobre las 15 horas, y de hecho fuimos los últimos turistas. Como tuvimos que esperar, nos sentamos en las mesas que hay alrededor de la caseta, y nos pedimos un exquisito plato para comer ¡Totalmente recomendable comer aquí ! ¡Muy bueno, y muy muy muy barato! 


Nada más entrar, os harán pasar al baño, donde debéis quitaros la ropa, ponerla en una cesta, y vestiros con un pijama enorme. Os lavarán los pies, y os harán meter en la cama. ¡A disfrutar!



Como el calor apretaba, y la hora era crítica, volvimos a Junior House, a pegarnos una siesta, y salimos por la noche a visitar el Mercado Nocturno de Chaing Mai.

Mercado nocturno de Chiang mai
Al mercado nocturno podéis llegar a pie, pero debéis salir de la zona más antigua. El mercado es enorme, pero afortunadamente, no es tan agobiante como el de PatPong, en Bangkok, ya que está situado a lo largo de una calle ancha y tiene paradas en ambos lados de ésta.

Mi recomendación para llegar es que os orientéis buscando el Hotel Meridien, un hotel de lujo, que destaca por ser uno de los edificios más altos de Chiang Mai. Justo ahí, veréis el mercado.

Si váis a visitar Chiang Mai, aprovechad para hacer aquí las compras. Lo que venden, en cuanto a ropa, souvenirs, etc. es exactamente lo mismo que en Bangkok. Pero sin duda, las compras son muchísimo más baratas en Chiang Mai que en Bangkok. 

Aquella noche quedamos con Joel, un amigo de España que estaba viviendo temporalmente en Tailandia, y en concreto en Chiang Mai. Joel ya tenía mano en esto de los mejores restaurantes de la ciudad, y nos llevó a uno al que más que recomendar, os obligo a ir si váis a estar en el norte del país.
The Teak

Justo delante del hotel Meridian, uno de los edificios más altos, se alza un restaurante de teca, que reconoceréis porque tiene un vigilante de seguridad en la puerta. El restaurante se llama The Teak y es encantador. Tiene unas lámparas colgantes impresionantes y un jardín que le da un aire relajante. Aunque los precios son muy asequibles, parece de lujo. No sólo por el restaurante en sí, sino por la casa del dueño que hay en el interior (también de teca) y por la que váis a pasar para ir a los servicios. Ir a cenar allí es espectacular. 


En cuanto a la comida, variedad la que queráis. Desde entrecot, pasando por pizza, a comida tailandesa exquisita. El servicio también está bien. En cuanto acabamos de cenar sabíamos que íbamos a volver.

Día 05 de noviembre de 2014. CHIANG MAI, Trekking.

Habíamos reservado desde España un Trekking por las montañas de tres días. Gran error. ¡Reservad este tipo de excursiones siempre en el lugar de destino, ya que es mucho más barato!


Parada en el mercado antes del Trekking
En cualquier caso, como ya lo teníamos reservado, nos pusimos en marcha. Xisca y Tòfol estaban a la puerta de nuestro hotel a las 07 de la mañana. Bajamos, y esperamos la camioneta que nos llevaría hasta la montaña.

Por el camino, recogimos al resto de grupo. Dos alemanas y una pareja de Valencia, más que encantadores. ¡menudo grupo más chulo! Nuestro guía era tailandés, de nombre extraño, al que nos limitamos a llamar a King of Jungle, y con el que nos entendíamos en inglés.


Cosas imprescindibles que debéis llevar encima si tenéis pensado hacer un trekking:
  • Cantimplora
  • Gorro
  • Toalla (recomiendo las del Decatlhon porque pesan poco)
  • Calcetines de recambio, a punta pala
  • Papel de wc
  • Ropa transpirable y alguna chaquetilla porque refresca por la noche
  • Bambas para caminar y chancletas para cuando estéis en los poblados
  • Galletitas, etc (tened en cuenta que os váis a alimentar a base de arroz
  • Antimosquitos y protector solar
  • Si lleváis algún juego de cartas o algo por el estilo para jugar por las noches con los demás del grupo, mejor.  Nosotros lo echamos en falta.
  • Dinero en efectivo (tendréis que pagar las bebidas que toméis)
  • Bolígrafos y colores para los niños del pueblo.
Y en cuánto a ropa, yo por lo menos iba con mallas largas. Aun así se me clavaban algunos hierbajos y me hacían heridas en los tobillos, así que os diría que no vayáis en shorts, bermudas o algo por el estilo.

En la camioneta con Xisca, camino del Trekking.


Xisca y Tòfol

Encima del elefante.
King of Jungle nos llevó a un mercadillo local, dónde pudimos comprar todos los enseres que nos harían falta. Por su parte, King, nos compró la comida para aquél día: arroz hervido servido en una bolsa de plástico, tal cual, y con un tenedor de plástico.

Seguidamente, nos dejaron en un parque de elefantes, donde pudimos subirnos en uno, y dar un paseo con él, a cambio de alimentarlo con una bolsa de plátanos.



Empezamos el Trekking.


Terminado el paseo, la camioneta nos dejó a pie de montaña. Nos colgamos la mochila, nos amarramos bien las bambas, el sombrero, la cantimplora, y empezamos a andar tras el guía.



Aún cuando estaba en España sabía que el Trekking era lo que definitivamente me iba a gustar más del viaje. ¡Qué experiencia! Pero que cansado. ¿Quién me iba a decir a mi que iba a tener que sortear pedruscos, andar por subidas y bajadas más que pronunciadas, escalar y hacer peripecias por un tronco para cruzar al otro lado del río? 




 


Bolsas de arroz para comer durante el trekking
Tras un par de horas caminando bajo el sol de mediodía, King nos dejó parar cerca de un riachuelo, para hidratarnos y para comernos las bolsas de arroz que nos había comprado. Aún no sabíamos que arroz iba a ser la única dieta que íbamos a tener durante esos días.

Afortunadamente, me había comprado unos sobres de café soluble con azúcar en el mercado. Eso nos dió un respiro, nos quito la ñoña post comida, y nos dió fuerzas para continuar caminado.

Los paisajes que veíamos eran cada vez mejor. En mi vida había visto la naturaleza en estas características, tan impresionante, tan magnífica, y sin haber sido alterada por los humanos.

El guía tenía que pararse cada dos por tres, ya que estábamos todos entusiasmados tirando fotografías cada vez que veíamos algo que nos llamaba la atención.










 

En cualquier caso, y aunque el trekking era más duro de lo que tod@s pensamos en un inicio, tuvimos la suerte de congeniar bien con el grupo, y fuimos todo el camino partiéndonos de risa ante cualquier cosa, y en especial, ante cualquier cuesta temíamos tener que alcanzar.


Íbamos bien de tiempo, así que King nos llevó a unas cascadas, y nos dejó echar una siesta encima de una piedra, a la sombra, y con la brisilla de aire que pasaba. Definitivamente, ese momento nos devolvió la vida. Aproveché para comerme una chocolatina con Xisca y fumarme un cigarrito, mientras Óscar y Tòfol se pasaron el rato intentando sacar una buena foto de las cascadas.








Trekking

Exhaustos, cansados, sudados, y con los pies llenos de barro nos dio la bienvenida el atardecer, y tras irnos a dar un año a otras cascadas, nos cambiamos la ropa, nos peinamos, y llegamos al primer poblado indígena donde pasaríamos la noche.

  
Con la familia en el poblado
Allí nos acogió una familia con sus hijos. Nos enseñó la cabaña en la que dormiríamos todos juntitos, pero no revueltos. Varios colchones, uno al lado de otro, de 1cm de grosor, y rodeados de mosquiteras. Ellos dormían en otra cabaña, todos juntos encima de un altillo de paja, que curiosamente también les servía de mesa para comer. Delante, hacían el fuego para cocinar.
 
Fuera, nos esperaba una mesa de madera con bancos, enorme, en la que íbamos a cenar (arroz, como no) el resto. Sacaron bebidas para todos, y mientras el resto estaba fuera charlando, me ofrecí a ayudarles a cocinar. Aunque uno de ellos aprovechó para pedirme matrimonio entre cocina y cocina, debo reconocer qué aquello fue una pedazo de experiencia!!


La hora de la cena



Día 06 de noviembre de 2013 - CHIANG MAI-, Trekking.


Poblado

Amanecí la primera de buena mañana. Apenas debían ser las 07 de la mañana. El colchón no había sido muy confortable, pero con el cansacio que llevaba acumulado, dormí como una reina.

Estaba ansiosa por levantarme a pasear, así que mientras el resto dormía, me hicé un café de sobre de los que llevaba encima, me puse el chándal, me lavé como pude, me puse las bambas, y cámara en mano me dispuse a tirar fotos por el poblado.









Haciéndonos el desayuno.




Mientras tanto, el padre de la familía que nos tenia en acogida, se ofreció a hacernos el desayuno. Unas ricas tostadas de pan de molde con huevo revuelto. Realmente estaba encantada con aquél poblado y su gente. Y no veía el momento de dejarlo atrás y ponerme en marcha de nuevo en una nueva caminata.





Kinf of Jungle haciendo el desayuno


 
Desayuno con Toni

¡Buenos días!


Lamentablemente, debíamos empezar a andar. La pareja valenciana, sólo había contratado el trekking de una noche, y por lo tanto, se quedaron en el poblado esperando a que otro guía les llevara de vuelta a la ciudad de Chiang Mai. El resto debíamos proseguir la marcha sin ellos.  Así que con mucha tristeza, y pensando en la noche anterior en la que habíamos pasado las horas sentados en esa mesa, contandónos historias bajo la luz de las velas, nos despedimos de la pareja, y el grupo se redujo a seis.

Por suerte, el segundo día de trekking no iba a ser tan duro como el primero. Ya no habria tantas cuestas a escalar, ni tantos ríos a sortear. 

Esta vez, nos cruzamos con varios aldeanos trabajando en los infinitos campos de arroz. Nos llamaba la atención el que trabajaran con tanta ropa encima, de manga larga, bajo el sol abrasador. 

No estrenéis bambas para realizar el Trekking.

Por otro lado, los paisajes eran cada vez más y más espectaculares. Desde el verde de la montaña, hasta la serpiente negra que pasó junto a nosotros y que nos hizo correr a todos asustados.

Y así pasaron las horas. A una le da mucho tiempo a pensar cosas mientras camina, y sabe lo que único que le espera en las próximas horas es caminar todavía más. Toda una experiencia. Me sentía como Dora la exploradora, y me encantaba lo que estaba haciendo. 


Pit Stop

Trabajadores

Y al fin, cuando empezaba a ser tarde, King nos llevó a otro riachuelo, para que pudiéramos asearnos, y llegamos al segundo poblado.

Nos encontrábamos en el poblado de los Karen. Aquél era el pueblo de King, y dónde íbamos a dormir era su propia casa, en una cabaña similar a la de la noche anterior, con colchones minúsculos rodeados de mosquiteras, y junto a otra cabaña dónde dormían los jabalíes y los perros con sarna. No apto para maniátic@s.

El poblado Karen era más grande que el anterior. Había casitas de madera y cabañas por toda la colina, aldeanos paseando, montones de animales sueltos e incluso un colegio que tendríamos la oportunidad de visitar.

La hora de la comida en el Poblado Karen

Nuestra habitación en el poblado Karen


En el colegio.
Mientras el poblado nos daba una tregua al cansacio, King nos hizo la comida y nos dejó pegarnos una rica siesta. ¡El calor era exagerado, pero dentro de la cabaña se estaba divinamente!                                                                              Ladridos de perros y el ruido que hacia el jabalí de al lado me despertaron. Como anteriormente, de nuevo fui la primera en levantarme. Estaba como un niño con un juguete nuevo, porque sabía que íbamos a ver la escuela, antes de que los niños se marcharan, y yo tenía bolsas y más bolsas de colores y bolígrafos para ellos.

Encontramos a los niños jugando en el patio, aunque la mayoría, avergonzados, huían de nosotros. Las profesoras, por su parte, nos enseñaron las aulas por dentro. Nos enseñaban los pósters de anatomía del cuerpo en tailandés, el abecedario, etc.





Al final, y como los papás ya estaban recogiendo a sus retoños, y la escuela se estaba quedando vacía, nos fuimos con la música a otra parte. A las puertas del colegio, eso sí, la profesora aprovechó para llenar un cubo de agua y lavarse el pelo, así, como quién no quiere la cosa, y con los niños sentados a su alrededor. Uno no deja de sorprenderse jamás en Tailandia con las cosas que ve.



Nuestra siguiente parada fue el campo de arroz donde algunas personas continuaban trabajando. Tòfol y yo nos animamos a probarlo. Definitivamente, aquello no estaba hecho para mí. Se rieron de mí lo que pudieron y más.

Trabajando en los campos de arroz.



De vuelta al hogar de King, algunas mujeres se pasaron por allí, a hablar con nosotros, en la medida que el idioma nos lo permitía, y a vendernos algunas pulseras y pañuelos. Eran mujeres que aparentaban ser mucho más mayores de lo que eran en realidad. Tal y como os he dicho es importante llevar dinero en efectivo para el trekking... qué mínimo que si visitamos su aldea, no le compremos una pulsera....

Mujer del poblado Karen


King nos ofreció por un módico precio el que vinieran unos aldeanos a hacernos un masaje. Francamente, no teníamos nada mejor que hacer y por lo tanto, aceptamos todos excepto Xisca que no era muy partidaria de que viniera cualquiera, con los pies negros y sin conocimiento alguno a tocarle la espalda. En principio me daba igual hombre o mujer, pero cuando vi a esos hombres, sin dientes, tan mayores, y con el pelo tan sucio, le pedí por favor a Tòfol que me lo cambiara y me cediera su mujer masajista. ¡Qué placer! ¡45 minutos de relax después de dos caminando sin parar! Todos nuestros huesos crujían a más no poder..... Mientras, yo sólo sabía decia "qué bé" (que bien) .... para sorpresa de todos los aldeanos, puesto que mi masajista, precisamente, se llamaba Quebé.

Después de cenar (arroz y banana, como no) (por cierto, os he dicho que son las mejores bananas que he probado en mi vida, ¿no?),  King, que todavía no había cenado, nos dijo que iba a una casa cercana, de sus familiares, a cenar allí. Nos preguntó si quería que lo acompañaramos.  Así que linterna en mano, nos metimos por los caminos de tierra, sorteando gatos y niños,  a entrar en la casa de unos desconocidos, y a hacerles compañía mientras cenaban.

En casa del tío de King.


El tío de King.


La cena.

Todo en aquella casa me pareció peculiar. Nos sentamos junto al fuego, alrededor de una sartén en la que estaban haciendo pequeños cangrejos, mientras dejaban reposar el arroz. Allí vivían dos matrimonios, y una señora mayor. Estábamos estupefactos y atónitos, viendo como se podían mantener en cuclillas, mientras cogían con un puño el arroz y se llevaban a la boca. ¡Cuánta diferencia cultural! ¡Pero cuánta simpatía! Apenas nos entendíamos, ya que no hablaban inglés. A pesar de ello, nos ofrecían todo el rato comida, y no dejaron de gastar bromas.






Con Johanna y los cachorros.
Nos quedamos un rato más, para jugar con los cachorros, y tras tirarnos unas fotos, volvimos a nuestro hogar.

Como la noche anterior, sacamos las galletas que nos quedaban, y nos pusimos alrededor de la mesa a charlar. Cuando la luz de las velas se acababa, y ya no quedaban más velas, no tuvimos más remedio que irnos a la cama. Aquella vez, pasé mala noche, no estaba acostumbrada a tantísima oscuridad, y me desperté varias veces.




 
Día 07 de noviembre de 2014. - CHIANG MAI.- Trekking.

Como venía siendo habitual, y con los cantos de los pájaros, entre otros animales, fui la primera en despertarme. Me aseé, y me puse a hacer la mochila para volver de vuelta a Chiang Mai. Después del desayuno, todos acordamos con King of Jungle hacer parte del trayecto con un coche, y seguir caminando.



Desayuno en el poblado Karen


Moratones causados by trekking

Calcetines antes y después del trekking.


Tras una hora y pico caminando, el que nos recogiera una furgoneta fue un alivio. Ya llevábamos el cansancio de varios días acumulados, y el no dormir bien nos estaba pasando factura. Así que aunque los 6 íbamos un poco apretados en la parte trasera de la camioneta, tuvimos un buen rato para relajarnos mientras veíamos el paisaje.





La camioneta no nos pudo dejar directamente en Chiang Mai, sinó que paramos en unas cascadas para descansar un poco, aprovechamos para comprarle algunas cocacolas a una señora que las vendía mientras tejía pañuelos y los chicos se bañaban, y continuamos nuestra marcha por medio de arrozales y puentes poco estables que cruzaban los ríos.



La aventura no terminaría aquí, puesto que la excursión contratada incluía un buen rodeo con balsas de bambú a piñón, en las que nos mojaríamos de arriba a abajo.

En las balsas de bambú, sólo cabían 3 personas. Óscar, Xisca y yo compartimos uno. ¡Divertídisimo! Si alguna vez habéis estado en Port Aventura, en las atracciones de agua sabréis de lo que hablo. A nuestra llegada, King nos llevó a unos chiringuitos cercanos a comer nuddles picantes y cogimos un autobús/coche durante más de una hora, camino, ahora sí, de Chiang Mai.

Quiero hacer un pitstop para comentaros el tema del picante en Tailandia. Si váis a un restaurante y pedís la comida picante, estará incomestible para vosotros. Si váis a Tailandia y pedís que no os tiren picante en la comida, la comida estará picante de todos modos.

No obstante, uno empieza a cogerle justillo a ello, y llegará un punto en que ya no concibáis la comida sin picante. Para que veáis hasta qué punto llega lo del picante en Tailandia, debéis saber que los McDonalds no hay ketchup y mostaza, sinó ketchup y picante. Después de esto, soy una adicta y una incondicional del picante.

De vuelta por fin a Junior House, nos duchamos, descansamos, y después de pasear por el mercadillo nocturno, quedamos con Tòfol y Xisca en el restaurante al que habíamos acudido días antes con Joel : the Teak Estábamos ansiosos por comernos una buena pizza, después de tres días a base de arroz. Al igual que nosotros, esta pareja de Mallorca quedó encantada con este idílico lugar.


Día 8 de noviembre de 2014. - CHIANG MAI.-

Doi Suthep
Aunque en principio íbamos a ir a Chiang Rai con una excursión contratada desde España, nos percatamos que era caro, y los dejamos tirados. Así que salimos a desayunar bien temprano, volvimos al hotel a coger la mochila, y nos pusimos en marcha para visitar el que sería el mejor templo de Chiang Mai : El Doi Suthep.

El Doi Suthep se alza en lo alto de las montañas de Chiang Mai y constituye un complejo religioso encantador, símbolo de Tailandia y del siglo XIV. Podéis llegar en taxi ya que los Tuk-Tuk no suben tal altitud, pero lo mejor y más económico, sin duda, tomar uno de los taxis-furgonetas compartidos. Para ello, llegaréis a la parada, y debéis esperar unos minutos a que otros turistas llenen la furgoneta junto a vosotros. Una vez llena, os espera un trayecto de 40 minutos a través de una carretera infinita, repleta de curvas.


El Taxi os dejará en lo alto de la montaña, donde se regentan cientos de tiendas de souvenires hasta la entrada al Templo. La entrada no es gratis, a no ser que seas tailandés. 








Tras pasar varias tiendas de souvenires, nos compramos unos helados y nos pusimos en marcha hacia el Templo en si, al que hay que llegar a través de las inmensas escaleras, y sus barandas en forma de dragón.



Puesto que sóis turistas, deberéis pagar la entrada, al igual que hicimos nosotros. Nos recorrimos el complejo, bambas en mano, porque hay que descalzarse cada dos por tres para entrara los pequeños templos que hay en su interior. De todos modos, si os ve algún responsable del complejo os hará dejar las zapatillas a la entrada de los templos o bien, llevarlas en una mochila. Pero teóricamente no podéis llevarlas en la mano.


Calzado en la entrada de los templos


Sin duda, los templos eran espectaculares, y habían detalles de Buda en todas sus formas por todos lados y en cada rincón. En su mayoría, la gente que había era propia de Chiang Mai, y estaban rezando. 








En uno de los templos, se agolpaban decenas de turistas, a escuchar las oraciones de un monje que hablabla
Pulseras de hilo en el Doi Suthep
inglés. Al finalizar la oración, el monje bendecía a todos los turistas, incluído a mi, que estuve allí al pie de cañon, con agua. Finalmente, nos puso una pulsera blanca de hilo a todos. El monje lo ponía a los hombres, pero a las mujeres las ponía su ayudante. ¡Recordad que las mujeres no pueden tocar a los monjes budistas ni aceptar regalos directamente de sus manos! Esta es la razón por la que, si váis a Chiang Mai, veréis a todos los turistas con una pulsera blanca de hilo en la muñeca.







Dado que el Doi Suthep constituye además un retiro de meditación, os percateréis que abundan monjes y monjas por todos lados del complejo. En su mayoría, recorren el templo en grupo. Sin embargo, si me quedara con alguna situación aquí, sería con la del monje pintando las flores que adornan este hermoso lugar.

Monje pintando las flores de Doi Suthep



Monjas en el Doi Suhep

En cualquier caso, os encantará este lugar tan enormemente cargado de estatuas y detalles curiosos por todos lados. Nada os pasará desapercibido aquí, y todo está extremadamente decorado con algún significado. 








Por último, ¡recordad acercaros al mirador! Probablemente sea el punto más alto desde donde podáis ver la ciudad de Chiang Mai completa (con contaminación incluida). Realmente, la situación en la que está el Doi Suthep es privilegiada, y  es lo que da esa característica de diferente.


Mi adquisición en el Mercado.


Con todo el tute que llevábamos encima, decidimos volver a Junior House, comer allí (comida excelente, por cierto y típica thai) y pegarnos una rica siesta. Por la noche, y aprovechando nuestras últimas horas en el norte, iríamos al Mercado Nocturno, a lo "grandes compras". Recordad que Chiang Mai es el mejor lugar para hacer las compras de ropa y souvenires.  No sin antes parar a hacernos un masaje de una hora en uno de los establecimientos situados en la misma calle que el mercado.

Consejo : dos calles más arriba que el mercado nocturno, hay otro tipo de mercado, donde pódeis comprar desde comida hasta ropa. Este mercado es mucho más barato que el conocido mercado nocturno, puesto que no es turistico!







Dia 09 de noviembre de 2014 - CHIANG RAI - LAOS - BIRMANIA - MUJERES JIRAFA

Hoy iba a ser un gran y apretado día. Elegimos un tour con una agencia de Chiang Mai que nos llevaría de ruta por Chiang Rai, Laos y Birmania.

La agencia más barata que encontramos fue la que nos ofrecieron en el hostal donde nos alojábamos. Podéis contratar este tipo de excursiones en el lugar del destino, incluso un día antes, pero si no queréis esperar a ello podéis contactar con nuestra agencia - Journey Co, Ltd - a través del siguiente email :

journey@journeycnx.com

Debéis tener claro que para hacer esta excursión debéis madrugar, os recogeran en el hotel  y os dejarán a las diez de la noche. Iréis en un grupo. Todas las agencias hacen la misma excursión, a no ser que queráis pagar el tripe e ir en una excursión privada.
 
A poco más de las siete de la mañana, la furgoneta esperaba en la puerta del hostal. Nos recibía un chico joven, tailandés, de cuyo nombre no quiero ni acordarme, aunque nosotros le llamábamos Tommy. Una persona excelente.

Nuestra primera parada fue al cabo de una hora, en el pueblo de Mae Kchachan, conocido por las aguas termales donde algunos lugareños hierven huevos. La parada es rápida : lo justo para ir al baño, comprar algún souvenir en las tiendas que rodean las aguas y tirar cuatro fotos.





Recordad memorizar la matrícula de vuestra furgoneta, puesto que allí paran todas, y todas, curiosamente, son iguales que la tuya.

Nos subimos a la furgoneta, otra vez, para viajar otra hora hasta el impresionante Templo Blanco de Chiang Rai, la mayor atracción de la ciudad. Uno no sabe cómo poner las piernas, ni como acomodarse en ese tipo de furgoneta. Por favor, sed más inteligentes que yo, y llevad algún pasatiempos, porque el trayecto puede hacerse pesado.





Guardián del Templo



Ningún templo en Tailandia se asemeja al Templo Wat Rong Khun. Nuestra decepción: no es un templo antiguo. Probablemente, parte de los que estéis leyendo esto, ya habíais nacido cuando construyeron el templo blanco.

Sin embargo, el Wat Rong Khun, destaca por la majestuosidad de su exterior : el templo es completamente blanco, adorando con cristales. Los puentes que llevan a él, blancos también, y cuyos detalles han sido cuidadosamente construídos son increíbles : manos que salen de la tierra, serpientes, esculturas de los guardianes del Templo con dagas en sus manos, etc. En definitiva, toda una representación del infierno que puede resultar un tanto espeluznante.



Pero si su exterior es impresionante, el interior no deja indiferente a nadie. Desgraciadamente, esta prohibido fotografiarlo. Sus paredes internas dejan atrás el budismo, y en ellas se encuentran dibujos de nuestros superhéroes : Spiderman, Batman, Goku etc. No sólo eso, también podréis encontrar a Doraemon plasmado en ellas, a personajes de Matrix y a un sinfín de actores famosos. No entendimos muy bien el por qué de este contraste entre el exterior y el interior. Dicen, no obstante, que el diseñador del templo quiso mostrar la diferencia de valores entre Oriente y Occidente.



Tened en cuenta que el Templo está inacabado. Esperan que sea un conjunto de pequeños templos y monumentos que tardarán sobre 90 años en ser acabados. 

Por último, antes de subir de nuevo a la furgoneta, no olvidéis mostrar vuestro deseo en los árboles de los deseos que rodean el Wat Rong Khun.


Árbol de los deseos

Una hora para llegar a las aguas termales, otra hora para llegar al Templo Blanco de Chiang Rai, y por lo tanto ¿cuánto íbamos a tardar hasta nuestra siguiente parada? ¡Otra horita!

Llegamos ya al mediodía a nuestro siguiente destino: El Tríangulo de Oro, parada típica turísta, a la que merece la pena llegar. Este nombre se debe a qué es el punto de se encuentran tres países colindantes : Tailandia, Laos y Myanmar (Birmania). También se conoce así, porque antiguamente se plantaba opio en la zona.

¡Nos subimos al bote!



Os subiréis en un bote turistíco, en nuestro caso guiado por Tommy, dispuestos a  cruzar el río Ruak, que es el que forma la frontera. El lugar es espectacular, dejaréis atrás el país tailandés, donde se despedirá un enorme buda dorado montado en una barca, que no deja a nadie indiferente. La estatua es tan colosal, que uno no puede hacerse a la idea de lo grande qué es con sólo ver una fotografía.


Buda en la barca


Lo más curioso del trayecto, es que a una le lleguen mensajes de Vodafone, en lo que la operadora teléfonica le da la bienvenida a Laos, Birmania, China, y posteriormente Tailandia.

Entrada a Laos
Tened en cuenta que váis a pisar territorio Laos, y por lo tanto, os recomiendo encarecidamente llevar el pasaporte encima para que os peguen el visado. Si no lo lleváis, no pasa nada, pero vale la pena tener uno más para la colección en él.

En Laos, os esperaran varias tiendas con licores de serpiente, pero sobretodo multitud de bolsos. La parada es corta, pero tendréis tiempo para comprar un bolso, tomar cuatro fotografías y volver a subir al bote. Es curioso encontrar en este lado todos los casinos. Raramente, en Tailandia hay muchas cosas permitidas, entre las que se incluye la prostitución masiva. Sin embargo, los casinos estan prohibidos, y han sido desplazados a esta frontera, donde se agolpan modernas y lujosas construcciones aptas hasta para el más ludópata de los turistas.

Cosas que comprar en Laos

Bolsos de Laos

Tras una breve parada en un chiringuito (el único que hay) para deleitarnos con comida típica tailandesa, volvimos a subirnos a la furgoneta. El precio de la comida está incluído en la excursión, y por lo tanto, sólo debéis pagar la bebida.

Nuestra siguiente parada fue en la frontera con Myanmar (antigua Birmania), concretamente, en el mercado de Mae Hong Song. El mercado es enorme, tanto, que a esas horas del día, y con tanta masificación de personas, puede resultar un tanto agobiante. Hay tantas cosas que comprar, a precios tan escandolosamente ridículos, que podéis volveros locos.

Productos de Myanmar

En la tienda de cosméticos




La parada no llegó a una hora. Pronto tendríamos a Tommy  insistiendo en que volviéramos a la furgoneta. Nuestra próxima parada era la que yo más ansiaba : El poblado de las mujeres jirafa.

Me invadió una sensación nostálgica al ver a esas mujeres, que tanto había visto por la televisión, llevando los anillos pesados y dorados en su cuello.



Mujeres jirafa
No os quiero engañar, la visita es emocionante. De hecho, siempre es emocionante ver a personas que viven de una forma tan diferente a la nuestra, pero no olvidemos que no es más que un zoológico humano.

En su mayoría, se trata de mujeres que han sido refugiadas, que provienen de Birmania y a las que el gobierno Tailandés ha aceptado en su territorio, a cambio de seguir sus costumbres y ser otra atracción turística.

 

Mujeres jirafa



Mujeres jirafa
El pueblo es pequeño, con decenas de casas de maderas dónde viven, animales desnutridos deambulado por sus alrededores, y mujeres, de todas las edades que tejen ropa. Podéis fotografíaros libremente con ellas, pero a cambio es recomendable comprar algunos souvenires que venden, puesto que de eso viven, entre otras cosas.


Mujeres jirafa

Gran parte de sus productos a la venta provienen de China, no son artesanales, a excepción de algunos pañuelos, monederos de tela, etc, que ellas mismas fabrican con sus manos.



Curiosidad: los anillos que portan las mujeres, ya desde que son criaturas, no alargan el cuello como muchas personas creen. Al contrario, presionan la clávicula hacia abajo creando un efecto óptico de que el cuello es más largo. Pueden sacarse los anillos con total normalidad. No se lo sacan para dormir, pero si en ciertas ocasiones cuando, por ejemplo, deben ir al médico. 


Agotados, volvimos a subirnos a nuestra furgoneta. Habíamos llegado lejos con nuestro recorrido, y nos esperaban tres horas de camino hasta Chiang Mai. Vimos caer la noche desde los cristales del vehículo.

Nos esperaba aún una ardúa tarea por delante : imprimir billetes y hacer las maletas a toda prisa. Al día siguiente madrugaríamos para tomar un avión. Debo reconocer que despedimos Chiang Mai de una forma poco tailandesa : cenando una hamburguesa con patatas en un restaurante occidental, a la vuelta de la esquina de nuestro hotel.

Dia 10 de Noviembre de 2014 - KRABI

Sí. Atrás dejábamos los templos, las ciudades de interior rodeadas de ríos y el jaleo típico de las ciudades como Bangkok y Chiang Mai.

De buena mañana tomamos un vuelo de Air Asia (la aerolínea más barata, junto con Nok Air), y aterrizamos en Krabi, haciendo escala en Bangkok (no hay vuelos directos con esta compañía aérea).

Krabi, en realidad, es una ciudad situada a algunos kilómetros de la playa, y que da nombre a la província. Pero en realidad, cuando la gente habla de Krabi, se refiere al pueblo próximo costero, pequeñito y encantador, que se llama Ao Nang.

Krabi no está tan masificado como Phuket, aunque no estan lejos la una de la otra. Tampoco encontraréis la soledad de la que uno puede disfrutar en la otra costa, Ko Samui.


Tened en cuenta que Ao Nang fue parcialmente tocada por el tsunami. En la actualidad, la ciudad parece estar creciendo. Se estan construyendo hoteles, edificios, y en general, multitud de lugares que estaran en los próximos años dedicados al turismo.

Para la ocasión, decidimos alojarnos en algún lugar distinto a los hoteles y hostales en los que nos habíamos hospedado. Con tiempo, y a través de Booking, nos decantamos por un encantador Bungalow, en un conjunto llamado Vasana Bungalows, y que recomendamos totalmente. Vasana es una encantadora mujer tailandesa, propietaria del conjunto junto a su marido, que es francés, y a quién le encanta pasar las tarde jugando a las petancas con sus huéspedes.


Los alrededores de Vasana Bungalows

Los Bungalows estan muy bien equipados, rodeados de árboles y con un aire totalmente romántico, con techo de paja y suelo de madera. Entre esas ventajas, también hay que destacar el precio, el servicio de lavandería y el servicio de alquiler de motos.

Como contrapartida : el wifi no funcionaba en todos los bungalows (sólo en los más cercanos a la recepción), y hay que andar cerca de quince minutos hasta llegar a la playa, aunque por dos euros, os llevará un tuc-tuc. Por otro lado, no descartamos la posibilidad que, al igual que nos pasó a nosotros, os encontréis un sapo en la habitación.

Recién llegados al aeropuerto de Krabi, nos dirigimos a un Stand y compramos un ticket de autobús.

Consejo : no cojáis un taxi para dirigiros al Hotel. Los pueblos de Krabi son tan pequeños, que el conductor de autobús os preguntará a dónde váis, y os dejará en la misma puerta. Siempre hay autobuses en la puerta del aeropuerto, que una vez lleno, emprenden su ruta.

Llegada a Vasana Bungalows.
Puesto que el bus dió un considerable rodeo para dejar a todos a las puertas de su hotel, tardamos una hora en llegar a nuestro alojamiento. La calma, la paz y tranquilidad de la playa chocaba mucho con el barullo de las ciudades que habíamos visitado anteriormente. Yo no había sido muy partidaria de ir a las playas. Siempre me ha gustado otro tipo de turismo, pero accedí a visitar Krabi por Óscar. Menos mal, porque no me di cuenta de lo equivocaba que estaba hasta que pusé mi primer pie en Ao Nang.

Tan pronto llegamos, nos duchamos, cambiamos nuestras bambas por chancletas y nos pusimos el bañador. No teníamos ningún plan, así que salimos sin rumbo a descubrir lo que nos esperaba.

Rollitos de primavera en Ao Nang.

Llegamos a la playa de Ao Nang por el único camino que hay, y decidimos tirar a mano izquierda, no sin antes parar a comprar unos rollitos de primeravera para llevar, y comernóslos en la arena. Seguimos andando hasta que la playa parecía acabarse, pero descubrimos unas escaleras que rodeaban el peñón más visible que hay en el pueblo.  Y allí, empezaron a darnos la bienvenida centenares de monos hambrientos que se acercaban a nosotros curiosos.

Los monos de Ao Nang no son peligrosos, a no ser que llevéis una mochila repleta de plátanos. Estan muy acostumbrados a los turistas quienes pasan por lado de los animales que ya no se inmutan. 

Tras dejar los monos atrás, llegamos a una playa privada de un hotel. Se puede acceder libremente, aunque será necesario dejar vuestros nombres y apellidos en un listado de entradas y salidas. Os recomiendo llegar aquí, mucha gente desconoce la existencia de este rincón, y os puedo asegurar, que teníamos la playa para nosotros solos.



Camino a la playa privada.


 

Disfrutamos toda la tarde del agua caliente. Realmente, estábamos en el paraíso. Tuvimos tiempo para una
Love Crepes
rica merienda. En Ao Nang, abundan los chiringuitos de crepes que realmente recomiendo. Mis primeras crepes fueron las de chocolate, pero finalmente me dejé aconsejar por un grupo de españolas aficionadas a las crepes de plátano y chocolate.  ¡Increíbles! Por dios, si váis a Ao Nang, estáis obligados a probarlas.

Crepes
Por cierto, si estáis en Ao Nang no desperdiciéis la oportunidad de tomaros una cerveza en el increíble bar al descubierto llamado The Last Fisherman. Si os situáis de cara al mar, a prímera línea, este bar está a mano izquierda al final de la calle. En este bar podéis comer, tomaros una cocacola, un cóctel, o por qué no, beberos un coco.
The Last Fisherman

Cervecita en The Last Fisherman.



Llegamos a él por casualidad, pero acabamos repitiendo. Más allá del bar, veréis multitud de chiringuitos donde os avasallaran para haceros un masaje. Os deseo toda la suerte del mundo para que logréis esquivarlos, aunque nosotros sucumbimos a un masaje corporal y a un peeling. 
 

Cenando en Ao Nang




Óscar en el porche del Bungalow
Volvimos al Bungalow a última hora de la tarde para ducharnos, y salimos a cenar. En el paseo marítimo encontraréis decenas de chiringuitos. No son caros, aunque ya os podéis ir haciendo a la idea de que la zona de las playas es mucho más cara que Bangkok y que Chiang Mai. Tras comernos una rica pizza, tomamos un Tuc-Tuc por dos euros, conducido por un adolescente, bajo la lluvia intensa.


Es curioso el tema de las lluvias en la zona de las playas. Oí a alguien decir que el tiempo es educado : sólo llueve por las noches. Y así pasamos los días siguientes, disfrutando de la playa por el día, y corriendo bajo una terrible tempestad por la noche.

Afortunadamente, nuestro porche en la cabaña estaba cubierto. Y a pesar del torrente de agua, podíamos salir en bermudas y chancletas a tomar la última cerveza del día.
 


 Día 11 de noviembre de 2014. KRABI.

Habíamos contratado una excursión por varias islas para el día de hoy. La contratamos en un chiringuito de la playa. Es igual cuál contraréis, hay centenares de agencias que ofrecen exactamente lo mismo, al mismo precio, por mucho que os digan que a vosotros, precisamente, os hacen una rebaja.

A las 09 de la mañana debíamos tomar un bote, con más gente. Podéis tomar un bote privado, obviamente, pero pagando más. Como nos resultaba indiferente ir solos o acompañados, nos sumamos al grupo.

Allí conocimos a una pareja de Ibiza, y otra de Madrid, de los que no nos separaríamos en todo el día. Nos enseñaron entre otras islas cómo Chicken Island, Bamboo Island, Monkey Island (supongo que sabréis por qué viene el nombre) Phi Phi island, y la más y preciosa cala : la protagonista de la película  "La Playa" , de Leonardo Di Caprio.





Hay una cosa para la que debéis estar mentalizados si hacéis este tipo de excursión: todos los barcos de turistas llegan a los mismos sitios, a la misma hora. Por lo tanto, en cada foto que toméis habrá gente molestando. 

En cualquier caso, disfrutamos de estos lugares tan vírgenes dónde había todo tipo de bichos. Lo más curioso, una iguana gigante tomando el Sol en la rama de un árbol que había caido a la arena. Jamás había visto un agua tan cristalina.Y entonces, empecé a arrepentirme de no haber contratado más días en aquel idílico lugar.



Iguana


Snorkel


Rincones de Krabi

Hicimos un pitstop en un rincón inédito. El agua allí  ya no estaba tan caliente por la sombra continua. Hay que tener en cuenta, que estaba rodeado de rocas enormes. El guía empezó a ofrecer a todos los turistas un equipo de snorkel. Era mi primera vez, debo reconocerlo, y pensé que no me iba a gustar. Pero el meter la cabeza bajo el agua, y ver peces que no sabía ni que existían me entusiasmó tanto que de ninguna manera quería volver al barco. 


Nuestra siguiente parada fue aquella a la que todo el mundo espera llegar en este tipo de excursión. "The beach", es un lugar mágico. Se me ocurren mil palabras para describir este sitio : inigualable, especial, hermoso, etc. Pero todas las palabras se quedarían cortas. Es el típico lugar que uno debe ver con sus propios ojos, pero por si os fuera de ayuda, aquí os dejo algunas de mis fotografías:


The Beach


Óscar en The Beach

The Beach

Nos despedimos de The Beach, y montamos en el barco de nuevo. Íbamos todos en hilera. Algunos ratos, íbamos tan rápido, que la lancha en la que debíamos viajar veinte personas se levantaba un poco por encima del agua. (Espeluznante)

Estuvimos recorriendo playas cerca de una hora. Los paisajes eran increíbles. Francamente, jamás había visto algo parecido, ni mucho menos, nada que se conservara en su estado tan natural y salvaje.


Monkey Beach

Nuestra última parada fue Phi Phi Island. 

Phi phi  no es una isla solitaria como el resto. Tiene hospital, hoteles y hasta el típico restaurante de buffet donde pararéis, como turistas que sóis, a comer. El precio está incluido en lo que pagáis por la excursión. Y sí, extrañamente, a pesar de estar en una isla a tomar por saco, hay wifi.

Mucha gente os dirá que es mejor alojarse aquí. Una cosa es cierta, por la tarde, todos los turistas ya se han marchado, y podéis disfrutar de Phi Phi mejor. Pero en mi opinión, es mejor alojarse en el pueblecito de Ao Nang, y moverse de allí, ya que en Ao Nang encontraréis más oferta de todo : hoteles, bares, restaurantes y tiendas. Hasta en un momento dado, podréis tomar un taxi que os lleve al mercado de la ciudad de Krabi.


En Ko Phi Phi


Foto de grupo en Ko Phi Phi


Cenita de Ao Nang.
Exhaustos, llegamos a Ao Nang. Nos dimos un rápido baño en la playa, que ya no parecía tan increíblemente bonita después de haber visto Ko Phi Phi, pero que igualmente lo era, en cierto modo. Y después de ducharnos, salimos a cenar, esta vez a una marisquería. Lo de las marisquerías es muy simple en Ao Nang, tú te diriges a la pecera, le dices al camarero lo que quieres, te lo pesa, y si estás conforme con el precio, te lo sirven con patatas y sus respectivas salsas. ¡Hay muchísimas marisquerías como ésta!


Y cómo no podía ser de otra manera, el monzón nocturno nos sorprendió. No sabíamos muy bien qué hacer, pero nos aventuramos por las calles de Ao Nang y fuimos a dar con un estupendo local, de música en directo, donde tres hombres que desde luego no parecían tailandeses, versionando canciones famosas de U2, Oasis, etc. ¡Fue la mejor experiencia de mi estancia en la playa!

Una hora después, salíamos corriendo, empapados y en busca de un tuc tuc (aunque hay decenas en las puertas de los bares) que nos devolviera a nuestra romántica cabaña.

Día 12 de noviembre, KRABI

Nuestro último día en Krabi. Queríamos hacer algo por nuestra cuenta. Anduvimos hacia el muelle de nuevo, donde nos pusimos las botas desayunando en un bar. Nos encontramos con unas chicas que habíamos conocido en el aeropuerto de Barcelona (si, el mundo es un pañuelo), y estuvimos charlando los cuatro.

Poco después, nos dirigimos a una taquilla regentada por una señora musulmana que vendía tickets de long-tail (barca) para ir a Railay. Tened en cuenta que en Ao Nang hay muchísimas personas musulmanas e incluso, no lejos de la playa se alza de una de sus mezquitas.

Rai Lay, o Ray Leh, como ellos la llaman es una playa próxima a Ao Nang, a la que llegaréis en un bote en poco más de diez minutos. Normalmente, salen cada hora.




 
 Muchas personas deciden alojarse aquí. La playa es más bonita que Ao Nang, cierto, pero no os lo recomiendo por dos motivos :

- Ni de lejos podréis hacer lo que se puede hacer en Ao Nang

- Asimismo, Rai Leh es una península de tan díficil acceso, que sólo se puede llegar en barco. Por lo tanto, hay que poner los pies en el agua, cargar las maletas, y arrastrarlas por la arena bajo el Sol abrasador.

Railay

En cualquier caso, Rai Leh, es un sitio pequeño. De hecho la playa se puede recorrer en cinco minutos. Si váis aquí os aconsejo hacer lo mismo que nosotros : alquilar un Kayak por un par de horas. ¡Qué pedazo de experiencia!


Kayak en Ray Leh
Nos pusimos el chaleco salvavidas y empezamos a recorrer las playas continuas, en dirección contraria a Ao Nang. No había nadie. Soledad, y más soledad. Debo reconocer que habia momentos en los que estaba asustada, y pensaba continuamente en qué íbamos a hacer si nos pasaba algo, quién nos iba a encontrar. Aún así, os lo recomiendo encarecidamente. No hay nada que pueda superar el que paséis por debajo de continuas grutas, bordeando la costa, y tengáis total libertad para parar el Kayak allá donde os de la mismisima gana, bajar, tomar un baño, tomar el Sol, y volver a poneros en marcha.

No os preocupéis por el tiempo. Ellos son conscientes de que quizás les devuelvas el Kayak más tarde de lo previsto, simplemente tendréis que pagar por el tiempo de más.

Kayak



Ray Leh

Finalmente, paramos a comer en uno de los chiringuitos de Ray Leh, de entre los que estaban situados a primera línea de mar. Los precios eran prácticamente ridículos teniendo en cuenta la cantidad de comida que sirven, y la privilegiada situación. Así que obviamente, os recomiendo comer aquí.


Comiendo en Ray Leh

Y después de eso, nos pegamos un buen bañito, y esperamos al próximo long-tail que saliera en dirección a Ao Nang. Para volver a Ao Nang, no hay horarios estipulados. Simplemente hay que ponerse junto a la barca y esperar a que se llene para salir.

Ray Leh

Long-Tail

Railay

Poco después en Ao Nang hicimos algo que yo ansiaba desde el primer día. Ir a comprar comida para dársela a los monos. Sí, me moría de envidia viendo como se acercaban al resto de turistas en busca de plátanos. Y yo no quería ser diferente. Quería mi foto con el mono para publicarla en Facebok. Y la quería en cuanto antes.
 
Monos de Ao Nang


Monos de Ao Nang.


Uno tiende a asustarse a ver a semejante bicho acercarse con esas uñas, y esa cara " que sepas que estoy viniendo". Pero la situación era muy curiosa y muy graciosa.





Y tras un bañito rápido rodeados de monos, nos fuimos al hotel, nos duchamos y preparamos las maletas. Salimos a cenar. Se nos antojaba de nuevo pizza, antes de visitar otros lugares de música en directo. Y bajo los monzones a los que ya empezábamos a acostumbrarnos, corrimos hacia la cabaña, y pasamos la que sería la última noche en Krabi.

Día 13 de noviembre de 2014. - BANGKOK

Nos levantamos muy apenados, pensando en que tendríamos que marcharnos de aquí, de este paraíso donde reinaba la paz y la calma, y dónde el tiempo parecía haberse parado.

Yo ni mucho menos quería volver a la caótica capital tailandesa después de aquello. Llevaba muchos días pensando en ello mientras me bañaba en las playas de Krabi. Tanto, que decidí complacer a mi marido, y comprar unos billetes a Camboya. De ese modo, no tendríamos que pasar los cinco días restantes en Bangkok.

Vasana se ofreció a llamar a un taxi para que nos llevara al aeropuerto de Krabi. 

Lejos quedaba ya el buen tiempo y el relax cuándo volvimos a pisar el aeropuerto de Don Muang. Para esta estancia, nos decidimos por un hotel algo apartado de Silom, pero en muy buenas condiciones.

Tomamos un tren que nos llevaría hasta la estación de trenes central. Desde allí, un Tuc Tuc nos llevó a nosotros, y a nuestras pesadas maletas al hotel I Sanook.

El hotel I Sanook está compuesto más bien de pequeños apartamentos. El nuestro era grande, con grandes ventanas, y un balcón. Un amplio baño, de estilo muy moderno, la cocina, una enorme televisión, un enorme armario, y dos camas más que amplias. Estábamos fascinados. 

Compramos unos fideos en el 7eleven de al lado. Como no, todo está plagado de esta cadena de tiendas muy útiles y muy frecuentadas por turistas. Y tras comer en nuestro propio apartamento, decidimos ponernos en marcha para visitar el famoso centro comercial. Bienvenidos al caótico MBK.

Lo del MBK no tiene nombre. Imaginad que estáis en el Corte Inglés, aunque dos veces mayor. Este centro comercial está compuesto de una planta tras otra de ropa de marca falsificada. Tanto, que hasta en él podéis comprar maletas y llenarlas. No sólo eso. Todas las cadenas de restaurantes occidentales se encuentran en la planta de restauración. Asimismo, en las plantas de arriba encontraréis todos los materiales de tecnologia que queráis (cámaras, tarjetas de memorias, etc). El MBK es tan sumamente grande, que necesitaréis un mapa para recorrerlo.


Probando un disparador automático en el MBK
De la misma forma os digo que aquí no estan los precios más bajos. Pero eso sí, se lleva la palma en cuanto a diversidad de ropa y cantidad.

No tardamos mucho en agobiarnos, y salimos de allí por patas. Vale, compré algunos polos Ralph Lauren, es cierto. A la salida, a pie de calle, pudimos disfrutar de combates Muay Thai entre niños y niñas que se disputaban al aire libre. 

Muay Thai

Hay muchísimas personas en el mundo que se trasladan a Tailandia sólo por el Muay Thai. Es su arte marcial por excelencia, del que se sienten muy orgullosos. En cualquier parte de Tailandia podréis pagar por ver un combate entre adultos.Quizá, el estadio más famoso en Bangkok es el de Lumpini Stadium, aunque sólo se libran batallas ciertos días a la semana. El resto de días, los combates se pueden ver en Rachadamnoen Stadium.

Eso sí, los precios suelen rondar los veinte euros, dado que somos turistas. 
  
Ver un combate Muay Thai es curioso, además de típico. No sólo por la lucha en sí, sinó por todos los rituales que se llevan a cambo antes y después del combate. En la actualidad está considerado un deporte extremo, puesto que no entiende de límites. Todo es válido : patadas, puñetazos, moderduras, lucha en el suelo, etc. a excepción de usar la cabeza, que no está permitido.

Tomamos el Skytrain para dirigirnos a Silom, mi calle preferida. Es curioso llegar a esta estación, y ver desde arriba toda la oferta de bares, en especial, clubs que regentan la calle.


Silom


Iba a ser un día distinto al resto, puesto que no íbamos a estar solos. En las escaleras de acceso al SkyTrain nos esperaba el mismo amigo con el que habíamos cenado en Chiang Mai. Y allí estaba Joel.





Joel esperándonos.


Recorrimos juntos parte de las calles anegadas de vendedores de ropa falsa, pero no estábamos para mucho trote, así que nos alejamos un poco para ir a tomar una cerveza en un lugar algo más apartado, de estilo irlandés, y acabamos, sin embargo, cenando en la calle más concurrida de prostitutas.


Con Joel en la cerveceria.
Aquella calle era algo insólito. Las chicas se amontonaban en la calle, con un número cada una con el fin de que alguien la eligiera. No sólo eso, algunas de las chicas mostraban una carta de comida de algún restaurante con final feliz. Obviamente, la chica en cuestión iba a ser el postre.

Como no somos personas escrupulosas, acabamos subiendo las escaleas de un extraño restaurante, dónde no había nadie. La comida estaba exquisita, y a buen precio, pero siempre me preguntaré si aquellas camareras que nos servían buscaban algo más allá que servirnos la comida. Afortunada, o desafortunadamente, nunca lo sabremos.


 Día 14 de noviembre de 2014. BANGKOK


Entrada al Palacio Real.
Siendo uno de los últimos días de la capital tailandesa, nos decantamos por visitar el Palacio Real, al que accedimos con los botes que parten desde el río.

Para acceder al Palacio es necesario que ir con ropa cubierta. No os dejaran entrar con bermudas, ni con tirantes. Nosotros sólo entramos al patio, para tirarnos cuatro fotos con la ropa que habíamos tenido que alquilar en la entrada. Sí, pecamos de no llevar la ropa adecuada.

De todos modos, no entramos al interior del Palacio, puesto que el precio era excesivo en comparación con el resto de entradas de otros Templos. Mientras en otros lugares lo normal era pagar entre uno y dos euros al cambio, la entrada al Palacio Real es de 400 TBH ( diez euros, ni más ni menos ). Y cómo francamente, estábamos un poco colapsados de tanto templo, tomamos el siguiente bote, río arriba, puesto que tenía un gran antojo de ver China Town.

China Town es un lugar todavía más caótico, y a la vez encantador. Pequeñas callejuelas, caracterizadas por símbolos chinos, daban lugar a calles repletas de tiendas, que vendían hasta el objeto más remoto, como si de un bazar chino de los que conocemos se tratara (pero multiplicado por tres, o cuatro)

Las calles eran algo claustrofóbicas. Lugares estrechos repletos de personas comprando compulsivamente, vendedores chinos gritando, y en medio, motos y bicicletas intentando pasar con la compra recién hecha.

En cualquier caso, como parte de Bangkok, recomiendo llegar a China Town. En especial, si estáis o si tenéis pensado ir a Khao San Road, de la cual os hablaré a continuación. 

A pesar del caos de China Town, es totalmente seguro andar por sus calles. Incluso hasta por las más estrechas y extrañas, es seguro caminar por libre.

Consejo : para llegar a China Town, podéis hacerlo por el río, hasta llegar a la parada Ratchawong Express.

Calles de China Town

China Town

China Town

Continuamos caminando, y nos despedimos de este barrio tan peculiar, tan lleno de vida y tan original. Desde luego, si buscáis un lugar distinto dentro de Bangkok, especial y genunino, China Town es vuestro lugar.

Llegamos a la famosa calle de Khao San Road. ¿Qué es Khao San Road? Una pequeñita calle, repleta de tiendas de ropa y de souvenires, de cadenas de restaurantes occidentales, y el lugar perfecto para salir por la noche.

Khao San Road
Muchísimos turistas se alojan en los hoteles cercanos a Khao San.  No es mal lugar, quizás su ambiente es más bien mochilero y más apto para aquellos que buscan la fiesta tailandesa, en todas sus vertientes. En la actualidad, Khao San, es una  de las calles más famosas de Bangkok junto con la de Silom. Se trata de un lugar totalmente internacional, repleto de extranjeros.

La calle Khao San, sin embargo, es pequeña, nada que ver con Silom. Tras comer en el KFC, paseamos poor las tiendas de ropa (a buen precio, por cierto) y encontramos una tienda de fotografía. Teníamos que hacernos fotos de pasaporte para poder entrar a Camboya al día siguiente y, como no, en esta turística calle, se ofrece cualquier tipo de servicio que como extranjero puedas necesitas.

Nos marchamos a media tarde, dirigiéndonos al río para tomar un bote de nuevo que nos llevara de nuevo hacia el sur. Por la noche, volveríamos a Silom y recorrieriamos la calle guiados por la Cúpula del edificio protagonista de la película Resacón en Bangkok : el Hotel Lebua State Tower.


En el muelle de Bangkok

Debéis saber que el Hotel Lebua at State Tower es una de las visitas obligatorias si estáis en Bangkok. En especial, tendréis que subir a la planta 62 con el ascensor, al bar que hay en la cúpula llamado Bar Scirocco. Para ello:
  • no se pueden llevar chancletas.
  • no se pueden llevar pantalones cortos.
  • los hombres deben llevar zapatos y no bambas.
  • no se puede subir con mochila o con bolsas de plástico.
Tan pronto lleguéis, os recibirá un séquito de personal del hotel que os indicará amablemente dónde está el mirador. No tenéis por qué consumir, aunque si lo hacéis estad preparados para pagar unos diez euros por cada consumición. Estamos hablando de un sitio de lujo y glamour descomunal. Eso sí, hay que tener en cuenta que no os cobraran nada por subir al mirador, y por lo tanto, en cierto modo, se lo cobran de la conmsumición. El sitio, sin embargo, es espectacular y tiene hasta el mínimo detalle cuidado. 
 
Bar Scirocco
Este mirador es famoso, como os he dicho, por la fama que le dio la película de Resacón II, pero no es el edificio más alto de Bangkok, puesto que se ve superado por otros dos edificios : Baiyoke Tower y el rascacielos The River. El Bar Scirocco está en el tercer puesto en la lista de edificos más altos de la capital tailandesa.



Día 15 de noviembre de 2014. - CAMBOYA

Y al fin llegó el día.

Habíamos comprado el billete en Krabi, superados por las pocas ganas que teníamos de volver al caótico Bangkok. Si estáis pensando en viajar a Camboya desde Tailandia hay varias cosas importantes que debéis tener en cuenta.

  • El pasaporte debe tener una validez de seis meses después del final del viaje
  • Es importante que el pasaporte tenga páginas vacías suficientes
  • Es obligatorio llevar la tarjeta con la que habéis comprado los vuelos. Yo me la olvidé en el hotel de Bangkok, y tuvimos que correr por todo el aeropuerto de Suvarnabhumi con el fin de imprimir un justificante de pago del vuelo. Por favor, no cometáis mi mismo error.
  • Hay que llevar dos fotografías de carné. De lo contrario, hay que pagar una tasa en el aeropuerto del destino.
  • Hay que llevar dólares.
Nos vamos a Camboya
La aerolínea más barata que encontramos para viajar desde Bangkok fue Cambodia Angkor Air, y nos costó 150 euros por persona, ida y vuelta. Si tomáis este vuelo, no os asustéis al ver el avión, puesto que más que un avión parece un autobús con veinte plazas, manejado con hélices.

Debo reconocer que no me entusiasmaba en un primer momento volar a Camboya, pero lo hacía por Óscar. Camboya resultó ser más que impresionante, mucho mejor que Tailandia en mi opinión puesto que no está tan masificado de turistas. 

Camboya, a pesar de ser un país colindante de Tailandia, poco tenía que ver con él. Francamente, es un país sensacional, de esos a los que te mueres de ganas por volver. Un país mucho más original, para mi gusto cuya población es encantadora.

Podríais visitar mil lugares dentro de Camboya, sin embargo, lo que más conocemos de él son los Templos de Angkor, objeto de nuestra visita. Y para ello, no hay que volar a la capital Phnom Penh, sinó al pequeño y encantador pueblo de Siem Reap. ¡Espectacular!

En poco más de una hora, y tras pegarnos el desayuno padre en el avión-furgoneta, pusimos nuestro primer pie en este fantástico país asiático.
A nuestra llegada al aeropuerto, nuestro pasaporte recorrió las manos de una decena de oficiales que comprobaban nuestros datos. Afortunadamente, habíamos cambiado divisas en el aeropuerto de Tailandia antes de salir.
Cuidado: en Camboya se usa el riel como moneda, pero los extranjeros no manejan rieles sinó dólares americanos. Todos los bares, restaurantes y servicios que requiráis en Camboya se pagan con dólares. Otra cosa es que al pagar en dólares, los vendedores os devuelvan el cambio (en especial si es poco importe) en rieles. No os preocupéis porque es totalmente normal y válido.


En busca del wifi camboyano
En definitiva, al salir del aeropuerto teníamos que llegar al hotel de algún modo. Basicamente teníamos para elegir tuc tuc, moto-taxi o coche-taxi. Y puesto que me hacía gracia el rollo moto, acabamos cada uno en una miserable scooter conducida por lugareños, con la maleta a cuestas.

Lo de Camboya en cuanto a precios no tiene nombre. Por menos de diez euros por noche y habitación, os podéis alojar en casas y hoteles que estan realmente bien, con las necesidades básicas y sobretodo muy bien situados

Podéis encontrar una grna oferta en la web de Booking. No obstante, os aconsejo que al filtrar por ubicación, busquéis hoteles o casas que esten cerca del Old Market, que es donde está todo el ambiente.

Llegamos a una casita con varias habitaciones, dónde nos atendió un chico italiano casado con una camboyana que regentaba el hotel junto a él. Nos hizo quitar las zapatillas al entrar y nos enseñó la habitación, en la planta baja, con una cama enorme y lo necesario para estar dos días. E importante, tenía wifi, así que no podía ser mejor.



Love Siem Reap

Salimos a dar una vuelta por el Old Market, que nos quedaba a cinco minutos andando. Estábamos en la zona ideal, puesto que estabamos muy cerca, pero sin estar alojados en medio del bullicio de gente. En el Old Market de Siem Reap encontraréis numerosos restaurantes de todos los tipos y colores, y sobretodo, a muy pero que muy buen precio. Os diría que Camboya es más barato que Tailandia, en términos generales.

Old market de dia
Las camareras eran muy agradables. Nos pusimos las botas de pizza, y volvimos al hotel. El chico italiano que lo regentaba nos presentó a un hombre que nos llevaría por Angkor durante los dos días de nuestra estancia, y nos esperaría, por poco más de diez euros. Y así, nos presentó al llamado Mr. Top., ¡que encanto de hombre! ¡que acierto!

La verdad es que no puedo decir nada malo de Camboya, ni de su gente. Además, una siente que se queda corta mientras escribe estas líneas, porque francamente, estoy deseando que tod@s los que estáis leyendo esto viajéis a Siem Reap y veáis com vuestros propios ojos de lo que estoy hablando.

De paseo por Siem Reap.

Así que nos montamos al  Tuc Tuc de Mr Top, y fuimos hasta Angkor para comprar las entradas del día siguiente (recomendable, por las colas que se forman). El precio de entrada de un día es de 20 dólares. Este billete sirve para recorrer todos los templos que forman el que fue el más gran complejo religioso del mundo. El billete no se puede intercambiar, puesto que en el momento de la compra, te sacan una fotografía que se queda plasmada en él. Hay controles aleatorios por todo el recinto dónde comprueban que el billete sea válido, y por lo tanto, no os la juguéis.

Angor Wat

Las taquillas estan algo alejadas de los templos, pero no tendréis problema puesto que entiendo que llegaréis con el tuctuc.

Posteriormente, salimos a pasear por los alrededores de Angkor Wat para hacer tiempo. Éste es el templo más conocido del complejo. De todos modos, íbamos a verlo mejor al día siguiente. Pero somos demasiado impacientes.


Angkor Wat

Angkor Wat

Angkor wat

Cayó la noche mientras deambúlabamos por Angkor Wat, así que Mr. Top, nos llevó de regreso al hotel, desde dónde partimos a pasar la tarde noche en el Old Market. No por mucho tiempo, claro, puesto que para ir a pasar el día a Angkor es necesario madrugar. 


Día 16 de noviembre de 2014. - CAMBOYA



Menudo día nos quedaba por delante.

A las siete de la mañana ya estábamos dispuestos a desyunar en nuestro hotel. Mr Top esperaba fuera con el Tuc-Tuc, dónde miraba un mapa con los lugares, dentro del complejo, al que iba a llevarnos.


Quiero haceros un gran resumen de lo que es Angkor puesto que sus colosales dimensiones descolocan a cualquiera. Se trata de más de 1000 KM cuadrados de templos religiosos, cerca del río Angkor. Gran parte de los templos han sido encontrados recientemente entre la vegetación propia de la jungla camboyana, a excepción de uno que siempre se mantuvo al descubierto : el templo de Angkor Wat.

Quizá conozcáis Angkor aquellos que sóis amantes de Lara Croft. En efecto, uno de los templos fue el escenario dónde se rodó la película. Pero Angkor es mucho más que eso. Más allá de las películas, estos templos fueron el escenario cuotidiano para el Imperio Jemer. Atentos a la palabra jemer, puesto que veréis referencias a ella por todo Siem Reap.

Angkor mapa


Angkor se levantó con honores a los dioses hindúes. De todos modos, en especial Angkor Wat, ha sido cuidado a lo largo del tiempo por monjes budistas. Sea como fuere, Angkor tiene un título especial, y es que ha sido el templo religioso más grande jamás construído.

Muchas personas os diran que podréis recorrer el templo con bicileta. El trayecto es bonito, francamente. Pero nosotros tardamos más de una hora, literalmente, en movernos de un templo a otro en Tuc Tuc. Esto, sumado al calor y a la humedad propia de Camboya hace que hacer lo mismo pedaleando pueda ser mortal.

Y por último, no os engañéis. Ni de lejos váis a poder recorrer todos los templos en un sólo día, independientemente de que os mováis en bicicleta, coche o helicóptero. Si queréis recorrerlos a fondo, necesitaréis estar más días que nosotros en Camboya, y comprar la entrada para tres dias cuyo precio es de 40 dólares.


El Templo de las mujeres
Nuestra primera parada fue en uno de los templos más lejanos :  Banteay Srei, más conocido por ser el Templo de las mujeres. El templo, pequeño y hecho de arenisca roja se diferencia bastante del resto de templos del complejo. Nos gustó mucho, es muy bello y aún hoy sobreviven sus pequeños detalles, aunque nos hubiera gustado más de no ser por la invasión de japoneses que lo estaban fotografiando. 

Lo mejor de llegar a él fue sin duda el trayecto. Por el camino veréis casitas, y aldeas en general, repletas de famílias camboyanas que viven alejadas del centro de Siem Reap.

 
Templo de las mujeres


En el Templo de las mujeres



Mendicidad en Camboya.
Quiero hacer un kitkat solidario aprovechando lo que me ha venido en mente mientras escribo estas líneas. A la entrada de muchos templos veréis un conjunto de personas con evidentes discapacidades que piden dinero al tiempo que tocan sus instrumentos. Son personas que en su mayoría han sido devastadas por las minas antipersona que todavía hoy subsisten en parte del territorio. El Gobierno camboyano ha permitido a estas personas poder pedir limosna en los alrededores de los templos. Obviamente, dar o no dar es una cuestión personal, aunque de vez en cuando, no viene mal tener algún gesto solidario con personas necesitadas.

Proseguimos hacia el siguiente templo, al que para acceder debíamos ascender unos considerables peldaños. No obstante, valió la pena pues la vista desde arriba era sensacional.





Y tras hacer una parada rápida en un único y simple del que, lamentablemente, poco había que ver, nos metimos en el siguiente : Banteay Kdei cuya construcción se encuentra parcialmente destruída. Sin embargo, algunos detalles y relieves siguen todavía. Dentro del templo encontramos algo que no esperábamos, una monja sentada en el suelo, ante la estatua de Buda y sus sendas ofrendas, que nos bendeció y nos colocó una pulsera a cada uno en la muñeca derecha. Junto con la del Doi Suthep de Chiang Mai, esa es la pulsera que aún hoy véis en mi mano. 


 
Monja en el Banteay Kdei







En Ta Prohm
Nuestra siguiente visita fue una de las más esperadas, y uno de los mejores templos que pudimos ver en el recinto. Un templo considerablemente en ruinas y devorado por las raíces de colosales árboles que habían brotado entre piedra y piedra. Estábamos en Ta Prohm.

Era algo mágico. Pero mucho más que eso. Este templo es famoso por haber sido el escenario de la película Tomb Raider. El panorama era algo acongojador. Es el único templo que a día de hoy no ha sido todavía "limpiado" de los árboles y plantas de la selva.



Óscar en el Templo de Tomb Raider



Pero francamente, es tan espeluznante e impactante ver las ramas de los árboles carcomiéndose las paredes que personalmente, espero que jamás lo hagan.

Templo de Tomb Raider

Las ruinas de Ta Prohm

Angkor
Nos gustó tanto este templo que estuvimos cerca de una hora en él tirando fotos a cada mínima cosa que nos llamaba la atención. Sin embargo, ya nos acercábamos al mediodía, y el calor y la humedad empezó a hacerse insoportable.

Nada nos detuvo de todos modos en nuestro recorrido con Mr. Top, con el Tuc Tuc arriba y abajo con el fin de visitar todos los templos posibles en un sólo día.

Bueno, algo si nos detuvo, la hora de comer. Mr. Top nos llevó a un restaurante típico jemer, en medio del campo, grande, de madera y con mucha variedad de comida. Nos gustó mucho este sitio, muy bueno en cuanto a precio y excepcional en cuanto a la amabilidad de los chicos que nos servían, muy jovencitos. Comimos un poco de todo, entre oriental y occidental. La sombra del techo se agradecía, aunque no estaba totalmente cerrado y entraba airecito. Eso nos dio un soplo de vida ante el tremendo calor.

Comiendo cerca de Angkor.

Nuestra odisea fue pedir un cortado tras el postre. ¡No nos entendían! Y la  pausa finalizó para dar paso al siguiente templo, mi templo favorito: el templo de Bayon.

Si alguno de vosotros habéis estado aquí, lo conoceréis más bien por otro nombre : el templo de la mil caras. Efectivamente, sobre sus decenas de torres se alzan caras sonrientes. Un total de 200 caras que le hacen a una pensar que está en un lugar enigmático y más que curioso. Esto era lo que lo diferenciaba del resto de templos de Angkor, y por ello, me enamoré de éste en especial.


Óscar en Bayon

Algunas de las doscientas caras de Bayón

El Templo de Bayón


Nos encantó Bayón pero nuestra siguiente parada, la Terraza de los Elefantes tampoco tenía desperdicio. Su nombre es debido a los relieves de elefantes que rodean las paredes.

La terraza de los elefantes

La terraza de los elefantes

Continuamos con la infintia excursión y visitas de templos. Hacíamos visitas rápidas en algunos cercanos a la terraza de los elefantes, a pesar de que ansiábamos el templo final : Angkor Wat.




Con Mr. Top




Angkor Wat, es, como os he dicho anteriormente, el templo más conocido del recinto y uno de los que mejor se conservan en la actualidad. De hecho, mucha gente acostumbra a entender que Angkor Wat es todo el complejo en sí, pero no es cierto. Sólo conocemos como Angkor Wat este templo en especial, que además es el más grande.

Angkor Wat
 
Llegamos a Angkor Wat.
La entrada a Angkor Wat es espectacular : monjes paseando por los alrededores del templo, árboles enormes y hasta un enorme lago y puente que hay que atravesar para llegar a sus puertas. No nos entretuvimos mucho por los interiores del templo, puesto que ya habíamos accedido la tarde anterior, y el calor era insufrible.


Angkor Wat

Angkor Wat




Angkor Wat

Angkor Wat


Mr. Top esperando
Por ello, no tardamos en marchar e ir en busca de Mr. Top para que nos llevara de nuevo al hotel. Estábamos realmente muy cansados, y éste es el motivo por el cuál no os aconsejo hacer la excursión en bicicleta.

Tras una ducha, una cabezadita de media hora, y ponernos ropa limpia, cosa que se agradecía mucho, se me antojaba mi momento Old Market.


Cosas que hacer en Siem Reap
Teníamos media tarde por delante, así que fuimos por todos las tiendas de compras. Como en Tailandia, en Siem Reap es necesario el regateo. Por lo menos, los camboyanos no se ponen de tan mal humor como si hacen muchas veces los tailandeses cuando el precio que le ofreces no les parece bien. Eramos conscientes de que nos debían estafar cada vez que comprábamos algo, pero francamente, eran tan simpáticos, que tampoco nos importaba mucho.


De todos modos, Camboya es un país bastante más barato que Tailandia en cuanto a compras. Nos fuimos cargados: camisetas, recuerdos, auriculares, y hasta guindillas.

Cena en Siem Reap.
No sólo eso,  pasamos una hora con los pies metidos en una pecera. Esas cosas que dicen, sirven para que los peces se coman la piel muerta. Es curioso, puesto que nada más poner los pies, a uno le ataca un banco de peces que, aunque son diminutos, impresionan muchísimo. Luego se aburren, y te dejan tirad@ para atacar los pies de otro turista nuevo en la pecera.

Cenamos en un bonito sitio típico camboyano. Un sitio grande, de madera, con música, y con una enorme terraza donde se agolpaban varios grupos de turistas. No nos decantamos por pizza, teníamos ganas de experimentar, y así, nos zampamos un plato tras otro de comida oriental.



¡Menuda cena! Y como no podía ser manos, mi postre fue un delicioso crepe de chocolate de un chiringuito cercano. Aunque, de todas formas, en Siem Reap hay chiringuitos ambulantes de crepes en todos los rincones.

Dimos un paseo por las calles de la zona. Hasta tuvimos que comprarle la cena a un niño hambriento que pedía para comer, y pedía un brick de leche en polvo para su hermana. Este quizá sea el handicap de Camboya : ver a los niños pidiendo. Uno se siente un poco impotente por no poder arreglar el mundo, pero ayudamos en la medida de lo posible. Claro que si por mi hubiese sido, el niño estaría viviendo conmigo.


Angkor What ?

Y para rematar la noche, subimos las escaleras de un viejo bar, situado en la azotea de un edifico, dónde ponían música en directo, servían bebidas de todo tipo a muy buen precio y tenían futbolines y billares. Veréis bastantes bares con estas características. La verdad es que Old Market por la noche es un festival agradable y tranquilo dónde oyes música a cada paso que das.

Y más que muertos de sueño, cansancio y calor agotados, volvimos de noche al hotel, dónde caímos rendidos.

Día 17 de noviembre de 2014. - BANGKOK

Nos despedimos de Mr. Top a media mañana en las puertas del aeropuerto de Siem Reap. Muy, pero que muy tristes, debíamos dejar atrás Camboya y volver a la capital tailandesa.

A media tarde, entre pitos y flautas, nos plantamos en el hotel Isanook de nuevo. Se agradecía estar hospedados en un apartamento grande, limpio y con tantas comodidas, cuándo estábamos tan cansados. Era nuestro último día en Bangkok, y ya llevabamos arrastrando demasiado sueño y calor. Pero por nada del mundo podíamos desaprovecharlo.

Así que tomamos el metro hacia el norte de la ciudad, al barrio de Chatuchak.



En Chatuchak hay un enorme mercado, abierto todos los fines de semana y que cuenta con más de 15.000 puestos. Mayormente, en Chatuchack podéis encontrar muchísima ropa, aunque gran parte es de segunda mano. 

Si queréis llegar aquí, podéis tomar el metro hasta la parada que le da el mismo nombre al mercado, o bien tomar el SkyTrain hasta Mo Chit.

Loi Krathong
Se nos hizo de noche en Chatuchak, y nos acercamos al parque que hay junto al mercado. Afortunadamente, estábamos de suerte puesto que en nuestro último día en Tailandia se celebraba el festival del Loi Krathong.

Seguramente habéis visto por Internet o en la televisión esta maravillosa fiesta en la que los tailandeses tiran barcos con velas y flores al agua, e incluso tiran farolillos iluminados al aire. Mientras en Chiang Mai es más bonito puesto que se decantan más por tirarlos al aire, en Bangkok es más típico lo de los barcos en el agua. De todos modos, en Bangkok también se ven farolillos iluminados en el cielo.

Esta fiesta que es anual, no se celebra todos los días 17 de noviembre, ya que la hacen coincidir con la luna llena, en el duócedimo mes según su calendario lunar.

Nosotros también hicimos nuestra aportación al festival del Loi Krathong. Por unos dos o tres euros, podéis comprar un farolillo de papel y tirarlo al aire. La verdad es que es precioso ver el cielo iluminado con ellos.
 
Día 18 de noviembre de 2014

Parque Lumpini
Nos levantamos prontito, para hacer las maletas. En el hotel Isanook se portaron muy bien, ya que aunque el CheckOut es por la mañana, nos permitieron dejar las maletas dentro, y nos dijeron que si queríamos podíamos ducharnos a la vuelta. Nuestro vuelo no partía hasta la tarde.

Así que aprovechamos la mañana en el Parque Lumpini. El Lumpini es más que un parque ¡es enorme!. No sólo eso, es que lo mismo váis paseando por él y os encontráis con un enorme dragón que sale del agua y se dispone a tomar el sol.

Nosotros no nos los podíamos creer. No temáis, los bichos no atacan, al contrario, se asustan con facilidad.  
Parque Lumpini



El calor era tan asfixiante, que nos metimos en el centro comercial de Siam. La ropa aquí era algo más cara que en el MBK, pero en cualquier modo, en la planta baja dónde estan todos los restaurantes, hay varios lugares para comer y de todas las variedades.


Nos decantamos esta vez por un japonés. En realidad es una cadena llamada Yayoi. Si nunca habéis estado, os lo recomiendo encarecidamente. Precios asequibles y comida muy muy muy rica, con un servicio excelente. Nos tomamos un café en el Starbucks, y salimos por la puerta para pasear un poco por Silom, dónde ultimamos nuestras compras en las tiendas de droguería (mucho más baratas que aquí, con los mismos productos) y volvimos al hotel

Maleta en mano, tomamos un taxi que nos llevó a Subarnabhumi. Ya en el avión, nos despedimos de Tailandia, y en concreto de Bangkok.

Nos despedimos desde el aire de sus enormes edificios que cada vez se hacían más pequeños. Estábamos exhaustos y todavía quedaban muchas horas de vuelo. Así fue cómo nuestro primer pie finalizó su aventura. En Barcelona tendríamos que cambiar la manga corta por la chaqueta, y las sandalias por las botas. Quién estuviera en un long - tail de Ao Nang en ese momento....

3 comentarios:

  1. Genial Liz!! Es uno de los paises que tengo ganas de visitar. Y ya se donde voy a imprimir la ruta!! Te has dejado algo? , y sobretodo que eres un nervio jajaja!! Puntual en cada momento!! Como se nota que eres capricornio!! ;-)

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  2. Hola!!! Espero que te haya gustado, creo que no me he dejado nada!!!! Pero si tienes pensado ir, no dudes en consultarme!! :)

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